Introducción antes o después del prospecto, da igual. Lo que vos quieras.

Algunos son cinéfilos, otros estrambóticos, otros serán cibernéticos…
Me considero siberiana, libélula, excéntrica, saludólica, sulfatada y a veces un poco anonadada.
No tomo ansiolíticos ni rueditas ni polleras. Algunas veces (reconozco) soy como quieren que sea,
pero la mayoría soy lo que soy. Soy lo que quiero ser. Y eso cuesta. Tiene un valor que se paga con dolores, todo junto y efectivo. Y es efectivo. Se siente sobre todo en los cachetes, baja por los dientes y después solito se desprende.
No tengo sopapa en el baño, si se tapa, lo dejo.
Soy por ejemplo, lectora de cd y dvd, pero sobre todo lectora. Leo prospectos e instrucciones, y los libros que dejo bajo la almohada.
No voy al cine porque voy al teatro, y cuando apagan las luces me como un chicle, porque así me acuerdo de que yo soy yo y no el actor que está en el escenario.
Lo que más me cuesta es viajar en subte, porque con el ruido de los rieles no se escuchan las conversaciones, y la gente no repite las frases. Entonces lo relleno, y me quedan lindos pasteles decorados con arroz de casamiento y aroma de sahumerio.
Me enamoré y me desenamoré muchas veces, sobre todo cuando el jazz se transformaba en una batería rota.

Soy una meseta en el desierto y un volcán en erupción. Una hermosa medusa mortal. Cuidado porque pica.
No advierto la locura y no me importa el devenir. Si vas, seguro que yo vengo.
Siempre digo, “ todo lo que va, vuelve”. Parece obvio, pero no lo es. O sí.
Y tengo mi caminito amarillo que siempre me lleva, por las dudas, a donde necesite.
Miro las zapatillas que cuelgan en los cables, escucho el motor del colectivo y no hablo hasta que pregunten y si no preguntan igual contesto por las dudas.
Y escribo. Cada tanto. Depende de las palabras, que a veces vienen y otras se van volando o escapando de no sé que. O de mi, que se yo.
Después de haber cruzado un desierto, dejo hoy aquí (con gusto) asentado, que me lanzo cual mariposa -o moscardón- a explorar y rebotar en el colchón cibernético para no buscar, porque dicen que el que busca encuentra.

Hasta la próxima.

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